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Víboras, cobras, mambas, cascabeles, corales, serpientes marinas... estos y otros muchos ofidios siempre han provocado terror a los seres humanos, principalmente por la peligrosidad de su veneno.
Pero, ¿qué es el veneno?, ¿para qué lo utilizan?
El veneno de las serpientes es una saliva modificada que contiene distintas sustancias tóxicas y que se fabrica y acumula en unas glándulas situadas en la cabeza, generalmente bajo los ojos, en la zona posterior del maxilar superior. Estas bolsas poseen músculos en su pared que al contraerse expulsan en veneno a presión.
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En todo caso, cuando la serpiente muerde, se contraen los músculos de la bolsa del veneno y éste sale a presión a través del colmillo para ser inyectado en la herida.
¿Por qué muerden?
Desde luego no lo hacen por maldad, y la gran mayoría de las serpientes venenosas ni siquiera suelen utilizar su mordedura mortal para defenderse, salvo que les resulte inevitable. La cascabel tiene un sistema sonoro en su cola, las cobras levantan parte de su cuerpo y ensanchan su cuerpo adoptando una actitud amenazante, etc. siempre para evitar "malgastar su veneno". Pues las serpientes fabrican su veneno para capturar las presas que les sirven de alimento y usarlo para cualquier otra cosa es malgastarlo. Por eso, la serpiente intentará huir si se le molesta o se invade su territorio y si se siente amenazada, hará lo posible para evitar morder. Aunque estas actitudes varían según el tipo de ofidio, pues los hay más pacientes, como las cobras y más agresivos, como las mambas.
¿Qué efecto tiene el veneno?
Esta saliva especial que es el veneno tiene diferente composición según la especie, pero en todos los casos es una mezcla de abundantes sustancias, muchas de ellas tóxicas. Éstas son generalmente enzimas muy activas, además de polipéptidos, varios tipos de fosfolípidos, glucolípidos y otros.
Tal variedad de moléculas tóxicas implica también diferentes tipos de efectos. Aunque la mayoría de las serpientes tienen en sus venenos distintas sustancias con diferente actividad tóxica, siempre hay alguna de ellas que predomina.
En conjunto, los tóxicos de los venenos se pueden clasificar en 4 grandes grupos según el efecto que producen:
- Neurotóxicos: afectan al sistema nervioso, alterando la transmisión de los impulsos nerviosos, por lo que originan unos síntomas muy variados, como temblores, parálisis muscular, sudoración intensa, pesadez, mareos, etc. Si se destruyen las conexiones nerviosas de forma permanente, el daño puede ser irreparable y algunos neurotóxicos potentes producen la muerte por parálisis respiratoria. Son los principales componentes del veneno de la cobras, mamba negra, cascabeles o taipán.
- Coagulantes: provocan una reacción de coagulación rápida de la sangre, originando grandes trombos que pueden afectar gravemente a distintos órganos al impedir su riego sanguíneo y pueden causar la muerte al llegar al corazón. De este tipo son las toxinas más abundantes en el veneno de las víboras.
- Destructores de tejidos (hemolíticos, proteolíticos, etc.): destruyen el tejido conjuntivo que mantiene unidos los tejidos, provocando graves hemorragias internas, o bien rompen los glóbulos rojos, causando una falta de oxigenación de los tejidos que puede acabar con la vida. Muchas de las serpientes más venenosas poseen este tipo de tóxicos (taipán, cobra, coral, etc.), aunque casi siempre combinados con potentes neurotóxicos.
Enhidrina schistosa Dendroaspis polylepis Oxyuranus microlepidotus
¿Cuáles son las serpientes más venenosas?
Sería más correcto hablar de peligrosidad, ya que la mortalidad por mordeduras de serpientes no sólo depende de la potencia tóxica del veneno, sino que hay otros factores que pueden ser incluso más importantes a la hora de definir como más o menos peligrosa una serpiente.
Así, el veneno más potente conocido es el de la serpiente marina Enhidrina schistosa (el veneno inoculado en una mordedura bastaría para matar a 50 personas), pero este animal es tímido y huidizo, por lo que solamente muerde si es pisada o agarrada accidentalmente. Además, tiene unos colmillos muy pequeños, por lo que difícilmente atravesarán un traje de neopreno.
Sin embargo, la mamba negra (Dendroaspis polylepis) presenta un veneno bastante menos potente, pero es una serpiente de gran tamaño (hasta 3 m), muy rápida de movimientos y enormemente agresiva, además de inyectar una gran cantidad de veneno cuando muerde, por lo que es considerada como la serpiente más peligrosa del mundo.
Junto a éste se sitúa otra del mismo grupo, la serpiente taipán (Oxyuranus microlepidotus), también de gran tamaño, aunque menos rápida y agresiva, pero con el veneno más mortífero de todas las serpientes terrestres (no se sabe de nadie que haya sobrevivido a su mordedura).
Hay otros factores de peligrosidad, como la abundancia o las costumbres de ciertas serpientes, e incluso la imprudencia de las personas. La combinación de todos ellos hace que la serpiente que más muertes humanas ocasiona en el mundo sea la cobra de la India (Naja naja) o cobra de anteojos, con varios cientos de víctimas mortales en su haber cada año.