Se dice que hay incompatibilidad de Rh cuando una mujer, con Rh negativo, está embarazada de un hijo cuyo Rh es positivo
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Cuando se da este caso, en el primer embarazo el peligro sólo existe en caso de que por algún motivo (caída, toma de muestras del cordón umbilical, examen prenatal que cause alguna pequeña hemorragia, etc.) la sangre del feto entre en contacto directo con la sangre de la madre (cosa que no ocurre en condiciones normales).
Durante el parto del primer hijo Rh+ lo normal es que se produzca dicho contacto entre sangres, por lo que en un posterior embarazo de otro hijo Rh+ ya existe un evidente peligro de que se produzcan trastornos en el feto (aunque hoy día hay tratamientos eficaces).
Este trastorno se llama "Eritroblastosis fetal" o "Rh disease", o también "Enfermedad hemolítica del recién nacido".
La eritroblastosis consiste en una destrucción masiva de los glóbulos rojos del feto (como se verá a continuación), que da lugar a una fuerte anemia con otros síntomas asociados, como aumento importante de la bilirrubina en sangre, aumento del tamaño del hígado y el bazo y alteraciones cardiacas que pueden llegar a causar la muerte (originando un aborto).
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Si repasamos en qué consisten los grupos sanguíneos ("¿Qué son los grupos sanguíneos?"), recordaremos que si una persona detecta que en su sangre entra algún antígeno (A, B o D) que no posee, formará anticuerpos contra él para eliminarlo, dando lugar a una reacción llamada "aglutinación", que consiste en la formación de masas de glóbulos rojos unidos entre sí por los anticuerpos. Después de formar estas masas, que pueden convertirse en peligrosos coágulos circulando por la sangre, los anticuerpos acaban destruyendo los glóbulos rojos.
Cuando una mujer, con Rh-, comienza a gestar un hijo Rh+ (algo que ocurrirá en el ejemplo de la figura, aunque también puede darse cuando el hombre es "+ -"), mientras no haya un contacto directo entre las sangres de ambos, como se ha dicho al principio, no "descubrirá" el antígeno D que presentan los glóbulos rojos del feto, por lo que no se producirá reacción alguna.
Pero si, por alguno de los motivos indicados antes, ocurre dicho contacto, la madre comenzará a producir anticuerpos anti-D. Estos son capaces de atravesar la placenta, por lo que entrarán en la sangre del feto y comenzarán a destruir sus glóbulos rojos, originando la eritroblastosis.
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Pero lo más habitual es que esto no ocurra, por lo que el primer embarazo de un hijo Rh+ no suele causar problemas.
El problema vendrá cuando ese mujer vuelva a gestar un nuevo hijo, también Rh+ (si éste tuviera Rh-, no habría ningún problema, porque el feto no tendría el antígeno D y no originaría reacción alguna en su madre).
En este caso, como la madre ya quedó inmunizada contra ese antígeno durante el parto anterior, tiene anticuerpos anti-D en su sangre. Estos cruzarán la placenta y entrarán en la sangre del feto, dando lugar a la eritroblastosis.
¿Por qué se llama eritroblastosis?
La destrucción masiva de glóbulos rojos del feto origina diversos síntomas, como ya se ha dicho. Además, el organismo del feto intentará compensar la disminución de estas células en su sangre aumentando y acelerando su producción.
Pero esta urgencia hace que se envíen desde la médula ósea células que aún no han terminado de madurar y que, por tanto, no son glóbulos rojos en sentido estricto (por ejemplo, estos carecen de núcleo y dichas células aún no lo han perdido).
Estas células inmaduras se llaman "eritroblastos" y de su abundancia en la sangre del feto deriva el nombre de la enfermedad.
¿Hay métodos de prevención ante la eritroblastosis?
Antiguamente no existía forma alguna de afrontar el problema y cuando se daban estos casos casi siempre acababa produciéndose un aborto por la muerte del feto.
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También se inyecta a la madre una proteína denominada "globulina hiperinmune Rh" cuando el embarazo ya está avanzado y tras el parto. Con esto se pretende destruir los glóbulos rojos del feto que hubieran podido entrar en la sangre materna, evitando así la producción de anticuerpos, que causaríá´n problemas al próximo bebé Rh+.
Por tanto, toda mujer Rh- es sometida a una estrecha vigilancia por parte de su ginecólogo desde el momento en que se inicia el embarazo e incluso después, para controlar la formación de anticuerpos y prevenir en la medida de lo posible la aparición de trastornos en sus hijos.