Los glóbulos rojos tienen una vida sorprendentemente corta...
Por eso se deben reponer continuamente a lo largo de la vida
Qué es un glóbulo rojo?
Como casi todo el mundo sabe, son las células más abundantes de la sangre y la que le proporcionan en conjunto su color característico (de ahí su nombre vulgar, aunque realmente, de forma individual un glóbulo rojo no tiene ese color, solamente cuando se agrupan por millones).
Y digo una de las células de la sangre, porque la sangre contiene tres tipos de células: glóbulos rojos o hematíes, glóbulos blancos o leucocitos (de varios tipos) y plaquetas.
A nivel celular, se trata de células de tamaño medio a pequeño (de unas 7-8 micras de diámetro), con forma de disco bicóncavo, es decir, una especie de esfera aplastada por dos lados, de modo que la parte central es más estrecha (no más de 1 micra) y los bordes abultados (alrededor de de 2.5 micras). Algo así como un flotador playero pero sin agujero central.
Imagen de "hematies.net" |
Como ya se explicó en el anterior artículo ("Cuantos glóbulos rojos hay en nuestro cuerpo?"), la cantidad media de eritrocitos en la sangre humana es alrededor de 5,5 millones por cada milímetro cúbico en hombres y 4,7 millones en mujeres.
Su función es transportar el oxígeno captado en los pulmones hacia todos los tejidos del organismo. Se podría decir que son una especie de sacos en los que se transporta oxígeno, capaces de absorberlo del aire que entra en los pulmones durante cada inspiración y de cederlo a las células que lo necesitan a todo lo largo del cuerpo.
Esta función la realizan gracias a que están llenos de una proteína capaz de captar oxígeno, la Hemoglobina (se explica cómo esta molécula realiza su función en el artículo "¿Por qué la sangre es roja?").
El nacimiento
Corte de la cabeza del fémur, donde se observa el tejido óseo esponjoso interior con la médula ósea roja (Imagen de Wikipedia.org) |
Las células de la sangre se producen en la médula ósea roja de los huesos (casi exclusivamente y a partir del nacimiento, ya que en el periodo embrionario se forman fundamentalmente en el hígado).
La médula ósea roja se encuentra en el interior de los huesos cortos (Ej.: vértebras) y planos (Ej.: esternón, costillas) y en las diáfisis o "cabezas" de los huesos largos (ver imagen).
El proceso en general se denomina "Hematopoyesis" (de griego hematos=sangre y poié=fabricar), aunque si hablamos sólo de los glóbulos rojos, será "Eritropoyesis".
A partir de los 20-25 años de edad, la hematopoyesis en general disminuye, haciéndolo de forma drástica, hasta desaparecer, en las diáfisis de los huesos largos y más progresivamente en los huesos cortos y largos, manteniéndose hasta el final de la vida principalmente en las vértebras y el esternón (y en menor medida en las costillas).
Las células precursoras de todas las células sanguíneas son células pluripotenciales o "células madre sanguíneas", que se reproducen continuamente y pueden transformarse en células precursoras de eritrocitos, o "Eritroblastos" (en realidad, la primera célula precursora se llama proeritroblasto, pero se intenta simplificar).
Estas células sufren sucesivas divisiones y un proceso de maduración en el cual van acumulando Hemoglobina en su interior, al tiempo que se destruyen los orgánulos celulares (retículo endoplasmático, aparato de Golgi, mitocondrias, etc.) y el núcleo va reduciendo su tamaño hasta desaparecer finalmente.
Es en este momento cuando se ha terminado de formar un eritrocito o glóbulo rojo maduro, que será una célula prácticamente sin orgánulos y sin núcleo (de ahí que pueda sobrevivir poco tiempo), de forma que se aprovecha todo su interior para contener la mayor cantidad posible de Hemoglobina.
A medida que van madurando, se van incorporando a la sangre.
Pero, ¿cómo se controla la cantidad de ellos que se deben formar y enviar a la sangre?.
Evidentemente, hay un mecanismo de control que regula la actividad eritropoyética en función de las necesidades del organismo, de forma que siempre haya en sangre la cantidad necesaria de glóbulos rojos para llevar a los tejidos el oxígeno que éstos necesitan.
El elemento esencial de control es una hormona producida en los riñones, la Eritropoyetina, que es un estimulador de la reproducción de los eritroblastos y su posterior maduración. (En un posterior artículo se explicará con más detalle el mecanismo de producción y actuación de esta hormona).
La dura vida del glóbulo rojo
Al no contar con núcleo ni orgánulos, es una célula condenada a morir muy pronto. A pesar de ello, suelen vivir una media de 3-4 meses, más de lo esperado en estas circunstancias. Esto lo consiguen gracias a que en su citoplasma permanecen una serie de enzimas que le permiten metabolizar la glucosa para obtener energía y también mantener activos algunos procesos imprescindibles, con el equilibrio y flexibilidad de la membrana o impedir la oxidación de las proteínas celulares.
Pero estas enzimas no pueden reponerse y se van desgastando, por lo que en poco tiempo estos procesos se van ralentizando y el eritrocito envejece rápidamente.
Así, su capacidad de obtener energía y mantener la flexibilidad de la membrana se van reduciendo, hasta que llega un momento en el que al deformarse para poder circular por capilares extraordinariamente finos (una de las propiedades de los hematíes es esa capacidad de deformación para atravesar capilares más estrechos que la propia célula), la membrana se rompe y el glóbulo rojo muere.
Pero a lo largo de esos 4 meses de vida, estos "sacos de Hemoglobina" están moviéndose permanentemente, desde el corazón a los pulmones, donde captan el oxígeno del aire, y vuelta al corazón, para ser enviados por todo el organismo, cediendo ese oxígeno a las células y regresar de nuevo al corazón, donde se inicia el ciclo de nuevo.
Se ha calculado que todo este ciclo puede tardar aproximadamente unos 30 segundos (es muy variable, desde luego, y depende de numerosos factores, desde la edad o sexo hasta la frecuencia cardiaca en cada momento).
Si hacemos unas cuentas rápidas, podemos decir que un glóbulo rojo realiza todo el recorrido completo unas 2880 veces cada día. Lo cual nos indica que a lo largo de su corta vida habrá tenido tiempo de viajar a los pulmones y luego recorrer el cuerpo repartiendo oxígeno cerca de 350000 veces.
La muerte
Eritrocito atravesando los espacios de la pulpa roja del bazo (Imagen de J.B. Freund) |
Sin embargo, para evitar que esto ocurra habitualmente en el torrente sanguíneo, con la cantidad de desechos que eso genera, existe un sistema que podría llamarse de "criba" y que se encuentra en el bazo, por donde al circular la sangre se la hace pasar por unos espacios de la llamada "pulpa roja", que tienen un diámetro de unas 3 micras, de manera que las membranas de las células envejecidas se rompen y los residuos quedan en este órgano, que se encarga de metabolizarlos (esto es algo que puede ocurrir por todas partes, especialmente en el hígado, pero el bazo en el principal punto de destrucción de hematíes viejos).
Como resultado de esta destrucción, por parte de células especializadas, se libera principalmente Hemoglobina, que es metabolizada liberándose el Hierro, que pasa a la sangre y es conducido de nuevo a la médula ósea para incorporarlo a nuevas moléculas de Hemoglobina en la eritropoyesis (al tratarse de un elemento muy importante, se recicla). El resto de esta molécula es transformado hasta dar un pigmento denominado "Bilirrubina", que se disuelve fácilmente en la sangre y es transportada al hígado, donde se incorpora a la bilis (dándole color, ya que es un pigmento amarillo), aunque una parte se elimina por el riñón y colabora también a dar el color característico a la orina.