El Ácido Desoxirribonucleico (ADN) es "la molécula de la vida"
Fiedrich Miescher (commons.wikimedia.org) |
Como suele ocurrir con frecuencia, el descubridor de la molécula de la vida es otro de los grandes olvidados de la ciencia:
FIEDRICH MIESCHER
Miescher llegó a la ciudad alemana de Tübingen en 1868, para trabajar en el laboratorio del Dr. Félix Hoppe-Seyler, uno de los grandes pioneros del estudio de la química de los seres vivos, disciplina que hoy día se denomina Bioquímica.
Enfocó sus investigaciones hacia el conocimiento de las bases químicas del funcionamiento de las células. Para ello, se centró en los glóbulos blancos, comenzando con la identificación de sus componentes químicos.
Para ello, necesitaba una provisión abundante de dichas células, algo bastante complicado de obtener a partir de seres humanos. La solución a este problema vino del hospital de la ciudad, donde había numerosos heridos a consecuencia de la guerra de unificación alemana.
En estas heridas infectadas supuraban abundante pus y, dado que el pus es una acumulación de glóbulos blancos muertos en la lucha con los microorganismos que infectan las heridas (ver artículo sobre el pus), Miescher pudo obtener gran cantidad de leucocitos a partir de las vendas manchadas que recogía en el hospital.
Destripando leucocitos
Tras aislar los glóbulos blancos y romper su membrana plasmática, analizó la composición del citoplasma, llegando a la conclusión de que estaba constituido fundamentalmente por lípidos y proteínas.
Extracto de nucleína obtenido por Miescher (unimuseum.uni-tuebingen.de) |
Los análisis químicos de dicho contenido indicaron que estaba constituido por proteínas y algo más...
Para aislar la nucleína, tuvo otra gran idea: recurrir a una carnicería de la ciudad, donde le proporcionaron el contenido mucoso de la pared interna del estómago de los cerdos que allí se sacrificaban.
El estómago de los cerdos, igual que el de los humanos, contiene una enzima que degrada las proteínas (una proteasa), iniciando su digestión, la "Pepsina".
Miescher pensó que añadiendo pepsina a sus extractos de núcleos de leucocitos, eliminaría las proteínas y así lograría purificar la nucleína, como efectivamente ocurrió.
Estas primeras muestras de nucleína, deshidratadas, aún se encuentran en el museo de la Universidad de Tübingen.
Analizando la nucleína
commons.wikimedia.com |
Pero, además, encontró que la nucleína no contenía azufre (S), común en las proteínas, y, sobre todo, que presentaba una gran proporción de fósforo ℗, un elemento que apenas aparecía en ninguna de las moléculas orgánicas conocidas.
La presencia de esa cantidad de P le confirmó que se trataba de una nueva sustancia, desconocida hasta la fecha.
Los resultados de sus investigaciones, en las que se confirmaba la existencia de una nueva sustancia en el núcleo celular, rica en P, se publicaron varios años después, cuando se comprobó que también aparecía en los núcleos de otras células de diferentes animales.
Nucleína y ADN
Este descubrimiento no tuvo mayor trascendencia y Miescher murió (a los 51 años) sin saber que había conseguido aislar la molécula más importante de los seres vivos, que posteriormente, una vez bien conocida su composición química, se denominó Ácido Desoxirribonucleico (ADN).
Muy pocos años antes, en 1865, un monje checo, Gregor Mendel, había publicado un trabajo sobre la transmisión de ciertos caracteres hereditarios en los guisantes.
Este estudio tampoco tuvo trascendencia alguna y se mantuvo totalmente olvidado hasta que dos científicos, H. De Vries y C. Correns, lo "redescubrieron".
Aún así, a nadie se le ocurrió relacionar la herencia con la nucleína o ADN, hasta que en 1944, Oswald T. Avery y sus colaboradores demostraron que era el ADN la sustancia responsable de los caracteres hereditarios (ver artículo en "la ciencia y sus doctores").